La pintura del Ángeles Folguera llama virtualista porque invoca los principios de lo que es imaginario y virtual. No compone una realidad concreta ni plasma conceptos tácitos, es el espectador quien puede ver realizadas diferentes ideas según el momento temporal o espacial de la observación de la pieza.
Lo primero que llama la atención de la obra es su color, que destaca por su intensidad y por su contraste. Básicamente utiliza colores primarios y puros, casi sin mezclar, combinados con verdes, naranjas, … Otro elemento a resaltar son las texturas. Estas están presentes en todo el formato y destacan por la cantidad de materia que incorpora en el lienzo.
Con el fin de conseguir dar el espesor deseado, puede incorporar todo tipo de materiales, desde ropa hasta botones. Pero, aunque se trata de una pintura fundamentalmente matérica, estos materiales no se dejan ver y apenas se intuyen. Esto se debe a la mezcla que se hace de aglutinante y que da como resultado unas texturas más o menos uniformes; en contraposición a la rugosidad de estas, la incorporación en algunos de sus cuadros de diferentes piezas, rompen la rugosidad de la superficie.
Estas piezas permiten observar la obra desde diferentes puntos de vista, componiendo-la de formas diferentes como si se tratara de un rompecabezas mágico con el que, sin importar de cómo coloquéssim las piezas, llegaremos a tener siempre una solución satisfactoria.